Construido originalmente en el elegante estilo arquitectónico otomano, el Palacio de Topkapi combina a la perfección varios estilos en su extenso complejo, incluido el estilo barroco de los siglos XVIII y XIX. Sus fastuosos exteriores e interiores están muy influidos por los diseños otomano, persa, islámico y europeo, y se caracterizan por sus cúpulas ornamentadas y graciosas, sus arcos apuntados, sus intrincados trabajos en mármol y azulejos, y sus elegantes patios.
Entre las estructuras dignas de mención figuran la Sala del Consejo Imperial, que exhibe exquisitos azulejos de Iznik, y el Harén, un laberinto de opulentas cámaras. La Segunda Puerta, terminada durante el reinado de Suleyman I, es un testimonio de la grandeza otomana. El extenso complejo encarna la belleza de la simetría y la sofisticación de la estética otomana.